SOÑAR...

Hermosa palabra que enmarca la alegría de un corazón, la ilusión de un sentimiento, la emoción de un logro, el esfuerzo de un impulso y la realización de lo luchado. Palabra tan pequeña pero que sabe abarcar, diría yo, todas las sensaciones que van detrás de aquello que con tenacidad, expectativa y esperanza se anhela. Los sentimientos en amorosa cadena, se entrelazan alrededor de ese sueño que se emprende con las emociones desbordadas siguiéndole la pista a la intuición y yendo detrás con avidez para alcanzarlo.

Sintiendo tan bonitas sensaciones, ¿Sería posible dejar de soñar? ¿Olvidaríamos sentir esta vorágine interior de sentires que alborotan nuestras emociones? Tener la capacidad de sentarnos a sentir, es en verdad, disfrutar el vivir.

No deberíamos olvidar que permitir lo que se desea sentir cuando llevamos dentro este ardor de la ilusión es uno de los grandiosos regalos que esta vida nos pone de frente para recordarnos que el estar aquí, no es solo para sobrellevar tristezas, pesares, inconsistencias y zozobras, NO, estar aquí es también dejarnos llevar por ese sueño que es fascinante resurrección para volver a encontrarle el sentido a la ruta por seguir, es tener presente que aunque algunas veces nos salen al revés las cosas, hay otras donde el corazón empuja para volar.

SOÑAR, palabra inspiradora revoloteando cual mariposa en nuestro interior, impulsándonos al amor, la aventura, la inquietud y a ese aun “espejismo” del sueño que vamos acariciando y recreando en nuestra mente con mil ideas para llevarlo a cabo, y en ese imparable remolino se va desajustando nuestra calma por la emoción pero también por los inevitables interrogantes, mixtura de sentires que suele ser increíble estímulo a nuestra inagotable e implícita creatividad.

Comparto esta hermosa frase que siempre me ha parecido demasiado sugestiva..
“NO PIDAS PERMISO PARA VOLAR, LAS ALAS SON TUYAS Y EL CIELO ES DE TODOS”

Permítele a tus sueños volar con libertad…